Casi un 70% de los japoneses apoyarían un aumento de los impuestos para ayudar a reconstruir el país, pese al descontento por la gestión del Gobierno de la crisis nuclear de Fukushima. Son los resultados de una encuesta realizada por la agencia de noticias japonesa Kyodo. El pueblo japonés no está contento con la gestión de la crisis, pero está dispuesto a callar y ayudar.
Uno de los aspectos que más se comentaban en las charlas informales acerca del desastre que asola Japón era la aparente tranquilidad con la que el pueblo nipón trataba de salir adelante. A occidente no han llegado imágenes de saqueos, tumultos o gente desesperada por ayuda. Solo caras tristes y resignadas, casi como impasibles, hacía lo que era un verdadera desgracia.
Los esfuerzos por intentar extrapolar imaginariamente la situación a España acaban siempre en un ideario colectivo de que el país viviría un auténtico caos. Gente al borde de un ataque de nervios y toda una nación paralizada. Por eso se mira a los japoneses con admiración. Un pueblo que superó con tranquilidad y trabajo dos bombas atómicas y una posguerra tremenda. Ahora se disponen a hacer lo mismo.
Más sorprende al saber que están disgustados con la actuación de su Gobierno (casi un 60% de encuestados afirma estar descontento con la gestión de Fukushima). Los japoneses, en una auténtica lección de civismo y solidaridad nacional, prefieren el silencio, agachar la cabeza y trabajar para sacar adelante al país. Quizás cuando Japón vuelva a la normalidad, será el momento en el que se eleven las quejas y protestas del pueblo.
Juan Pablo Merchán Ruiz
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