domingo, 30 de enero de 2011

Que juzguen los jueces

El periodismo es muy de hacer las cosas con prisas. Ser el primero en dar una noticia es muchas veces lo más importante, arriesgando, frecuentemente, la veracidad de las informaciones. Para muchos, es también importante ser el primero en enjuiciar un hecho, como si así se hiciera dueño y portavoz de una opinión. Cuando se juntan ambas cosas, puede ocurrir lo que ocurrió hará un año en Canarias.

Aitana, Una niña de 3 años falleció en extrañas circunstancias. Las primeras informaciones hablaban del novio de la madre, quién supuestamente había abusado de la niña hasta la muerte. Era un hecho terrible, había que ser malnacido para ser capaz de hacerle algo así a una pobre niña. Se pedía incluso la cadena perpetua para semejante bárbaro, nunca con más razón. Pero ¡qué sorpresa!, resulta que el hombre era inocente.

Después de hacer portadas en los periódicos llamándole asesino antes de que así le acusara un juez, de pedir en la radio la aplicación de la cadena perpetua para ese monstruo, resulta que la niña fue víctima de una caída en un columpio y de mala praxis médica. El falso acusado fue también víctima de mala praxis, pero periodística.

El sensacionalismo, la falta de ética, de ganas de contrastar la información y la irresponsabilidad se cogieron de la mano para destrozar la vida de un pobre hombre que no solo perdió a una niña que adoraba, si no que sin ningún motivo fue convertido en la persona más odiada del país. Eso sí, nadie le pidió perdón desde la dirección de ningún medio de comunicación ¿Para qué? Hay que pasar rápidamente a otro asunto. Así está el negocio en este país.

Juan Pablo Merchán Ruiz

domingo, 23 de enero de 2011

Todo bien por Palomares

El pasado 17 de enero se cumplieron 45 años del célebre accidente de Palomares. Porque, efectivamente, hubo un grave accidente aéreo antes del baño playero de Fraga y el embajador estadounidense. Un bombardero B-52 se estrelló con un avión cisterna durante unas maniobras de práctica. Tres bombas nucleares cayeron al suelo mientras otra lo hacia en el mar y siete tripulantes fallecieron en el acto.

Más de medio siglo después, las verdaderas consecuencias de tal desastre no son conocidas con exactitud. Los ciudadanos de la localidad Cuevas del Almanzora no han sido objeto de estudios serios y más o menos oficiales acerca de los efectos en su salud y el gobierno español sigue esperando, como el que espera a que le toque la lotería de navidad, a que Estados Unidos finalice las labores de descontaminación que lleva prometiendo durante las últimas décadas tratado tras tratado y convenio tras convenio entre ambos países.

Como pasa con tantas cosas en estos días que vivimos, parece increíble que todavía se discuta acerca de qué se debe hacer en la zona contaminada. Igual es que solo una triste valla de metal indique que esa es la zona más radioactiva de España porque dos bombas nucleares detonaron, no completamente, allí.

De país bananero es que el alcalde de la localidad, el señor Jesus Caicedó Bernabé, en el cargo desde el 2007,  inste a llenar la zona de cemento y a construir, porque así, según él, se acabará con el problema. Nosotros sigamos celebrando el baño de Manuel Fraga y el embajador, porque total, ¿qué nimiedad son 20 kilogramos de Plutonio bajo tierra?

Juan Pablo Merchán Ruiz

domingo, 16 de enero de 2011

Todos veíamos CNN+

 El pasado 28 de diciembre, CNN+ se despidió de su audiencia para dar paso a un canal dedicado las 24 horas a Gran Hermano. La antítesis del canal informativo. El criticado cambio se ha achacado al grupo medíatico de Vasile, propietario de la cadena tras el acuerdo entre Telecinco y Prisa. En busca de beneficios, se sustituyó un producto deficitario por otro que parece tener el éxito asegurado.

Las críticas al cambio retumbaron en toda España y tuvieron especial eco en Internet y las redes sociales. Es muy difícil encontrar a alguien contento con el cambio, y sin embargo, la diferencia de audiencias de ambas cadenas es sonrojante a favor del reality show. Resulta que todos veíamos CNN+, pero su media de audiencia no pasaba del 0,6%.  Debe ser que los audímetros no funcionan bien en España.

No parece lógico que le pidamos a una empresa privada que ofrezca un producto que le hace perder dinero. Lo preocupante no es que un grupo de comunicación busque su beneficio económico, lo preocupante es que lo beneficioso para ese grupo de comunicación sea Gran Hermano y no CNN+. Es la audiencia y los consumidores de televisión quienes debemos reflexionar acerca de nuestros hábitos.


Los espectadores podremos exigir calidad y contenidos en cuanto dejemos de consumir por sistema lo que las televisiones nos ofrecen. Será entonces cuando las empresas audiovisuales tendrán que recurrir a la calidad para ganar y será beneficiosa también en términos económicos. Pero mientras actuemos como una camada de cachorros que se come cualquier cosa que le pongan en el plato, la vida seguirá igual.






Juan Pablo Merchán Ruiz