domingo, 23 de enero de 2011

Todo bien por Palomares

El pasado 17 de enero se cumplieron 45 años del célebre accidente de Palomares. Porque, efectivamente, hubo un grave accidente aéreo antes del baño playero de Fraga y el embajador estadounidense. Un bombardero B-52 se estrelló con un avión cisterna durante unas maniobras de práctica. Tres bombas nucleares cayeron al suelo mientras otra lo hacia en el mar y siete tripulantes fallecieron en el acto.

Más de medio siglo después, las verdaderas consecuencias de tal desastre no son conocidas con exactitud. Los ciudadanos de la localidad Cuevas del Almanzora no han sido objeto de estudios serios y más o menos oficiales acerca de los efectos en su salud y el gobierno español sigue esperando, como el que espera a que le toque la lotería de navidad, a que Estados Unidos finalice las labores de descontaminación que lleva prometiendo durante las últimas décadas tratado tras tratado y convenio tras convenio entre ambos países.

Como pasa con tantas cosas en estos días que vivimos, parece increíble que todavía se discuta acerca de qué se debe hacer en la zona contaminada. Igual es que solo una triste valla de metal indique que esa es la zona más radioactiva de España porque dos bombas nucleares detonaron, no completamente, allí.

De país bananero es que el alcalde de la localidad, el señor Jesus Caicedó Bernabé, en el cargo desde el 2007,  inste a llenar la zona de cemento y a construir, porque así, según él, se acabará con el problema. Nosotros sigamos celebrando el baño de Manuel Fraga y el embajador, porque total, ¿qué nimiedad son 20 kilogramos de Plutonio bajo tierra?

Juan Pablo Merchán Ruiz

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